“Queridos Reyes Magos: Este año me he portado bien… “¿de qué
forma si no puede dar comienzo este acontecimiento mágico en la vida de un niño?,
con una carta escrita a mano, está claro.
Deprisa!!!, hay que entregársela cuanto antes a alguno de los pajes de sus Majestades en Ávila; yo nunca he sido capaz de distinguirlos, puesto que visten como la gente normal, pero mi madre y mi abuelo tienen buen ojo para localizarlos rápidamente. No olvidemos que, pese a su condición de Magos, los Reyes estarán a tope de trabajo en estas fechas.
Mi padre nos ha dicho que sabe por dónde vienen, en forma de caravana, así que nos abrigamos convenientemente y partimos
hacia la sierra de Gredos, blanca como nunca, ilusionante a más no poder.
Allí están!!!, exclama
mi padre mientras señala con el dedo a un punto en el que se aprecian varias
luces; en unas horas llegarán a nuestra ciudad, así que tenemos que darnos
prisa y regresar cuanto antes. Dicho y hecho.
Mi abuelo, que vive junto a la estación de trenes, acaba de
llamar para decirnos que las carrozas están preparadas y todo está listo para que
comience la gran cabalgata que conducirá a los Reyes por las calles de Ávila
hasta el Ayuntamiento, donde se dirigirán a todos los niños
presentes en la plaza del Mercado Chico, nuestra plaza más bonita.
Por fin están aquí!!!. Creo que si hubiera una máquina para almacenar
toda la ilusión de los niños que se produce en el momento de ver pasar a los
Reyes, tendríamos suficiente cantidad de
la misma para transformar este Mundo tan gris en el que vivimos, lleno de
personas grises; un lugar donde está mal visto que a un adulto le brillen
demasiado los ojos.
La Cabalgata ha finalizado, los Reyes se han marchado a
cenar y nos han pedido que nos acostemos pronto para que puedan empezar a
trabajar; así que como manda la tradición, con los bolsillos de los abrigos repletos de caramelos, tomamos un sándwich en “Yakarta” y
nos recogemos, que son más de las ocho.
Esta noche es obligatorio colocar los zapatos
perfectamente limpios en la chimenea para que los Magos puedan dejar en ellos
los dulces típicos de estas fechas: las lenguas de gato y el carbón de azúcar. No olvidemos prepararles un tentempié, puesto que estarán
cansadísimos y tendrán que reponer fuerzas. El turrón, los mazapanes y unas
copitas de anís les sentarán de maravilla, seguro. Aún me pregunto cómo se las pueden ingeniar en una sola noche para dejar los regalos a tantos y tantos niños, de tantas y tantas partes del mundo; deben tener muchísimos ayudantes, además de ser magos. De hecho, creo que tienen "dobles" porque estar en tantos sitios al mismo tiempo, no es posible; aunque tengo la intuición de que a Ávila siempre vienen los de verdad, los auténticos.
Es hora de marcharse a la cama, aunque los nervios van a hacer
que resulte muy difícil conciliar el sueño. ¿Cómo puede dormir un niño sabiendo
que los mismísimos Reyes Magos de Oriente van a entrar en su casa para dejarles
un montón de regalos? Es imposible, así que habrá que echarse el edredón hasta
las orejas y sudar como los pollitos. Por la mañana, bien temprano, volveremos a gritar "Han venido los Reyes"!!!!!
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