viernes, 27 de diciembre de 2013

La noche de Reyes.



“Queridos Reyes Magos: Este año me he portado bien… “¿de qué forma si no puede dar comienzo este acontecimiento mágico en la vida de un niño?, con una carta escrita a mano, está claro.

Deprisa!!!, hay que entregársela cuanto antes a alguno de los pajes de sus  Majestades en Ávila; yo nunca he sido capaz de distinguirlos, puesto que visten como la gente normal, pero mi madre y mi abuelo tienen buen ojo para localizarlos rápidamente. No olvidemos que, pese a su condición de Magos, los Reyes estarán a tope de trabajo en estas fechas.
  
Mi padre nos ha dicho que sabe por dónde vienen, en forma de caravana, así que nos abrigamos convenientemente y partimos hacia la sierra de Gredos, blanca como nunca, ilusionante a más no poder.
Allí están!!!,  exclama mi padre mientras señala con el dedo a un punto en el que se aprecian varias luces; en unas horas llegarán a nuestra ciudad, así que tenemos que darnos prisa y regresar cuanto antes. Dicho y hecho.
Mi abuelo, que vive junto a la estación de trenes, acaba de llamar para decirnos  que las carrozas  están preparadas y todo está listo para que comience la gran cabalgata que conducirá a los Reyes por las calles de Ávila hasta el Ayuntamiento, donde se dirigirán a todos los niños presentes en la plaza del Mercado Chico, nuestra plaza más bonita.

Por fin están aquí!!!.  Creo que si hubiera una máquina para almacenar toda la ilusión de los niños que se produce en el momento de ver pasar a los Reyes,  tendríamos suficiente cantidad de la misma para transformar este Mundo tan gris en el que vivimos, lleno de personas grises; un lugar donde está mal visto que a un adulto le brillen demasiado los ojos.

La Cabalgata ha finalizado, los Reyes se han marchado a cenar y nos han pedido que nos acostemos pronto para que puedan empezar a trabajar; así que como manda la tradición, con los bolsillos de los abrigos repletos de caramelos, tomamos un sándwich en “Yakarta” y nos recogemos, que son más de las ocho.

Esta noche es obligatorio colocar los zapatos perfectamente limpios en la chimenea para que los Magos puedan dejar en ellos los dulces típicos de estas fechas: las lenguas de gato y el carbón de azúcar.  No olvidemos prepararles un tentempié, puesto que estarán cansadísimos y tendrán que reponer fuerzas. El turrón, los mazapanes y unas copitas de anís les sentarán de maravilla, seguro. Aún me pregunto cómo se las pueden ingeniar en una sola noche para dejar los regalos a tantos y tantos niños, de tantas y tantas partes del mundo; deben tener muchísimos ayudantes, además de ser magos. De hecho, creo que tienen "dobles" porque estar en tantos sitios al mismo tiempo, no es posible; aunque tengo la intuición de que a Ávila siempre vienen los de verdad, los auténticos. 


Es hora de marcharse a  la cama, aunque los nervios van a hacer que resulte muy difícil conciliar el sueño. ¿Cómo puede dormir un niño sabiendo que los mismísimos Reyes Magos de Oriente van a entrar en su casa para dejarles un montón de regalos? Es imposible, así que habrá que echarse el edredón hasta las orejas y sudar como los pollitos. Por la mañana, bien temprano, volveremos a gritar "Han venido los Reyes"!!!!!